El pasado viernes 26 de abril tuvo lugar el seminario internacional del máster en el cual estudio (CETECOVA), en la Universidad Politécnica de Valencia. Una gran oportunidad que muchos no quisimos perdernos.
El conferenciante fue el Dr. David Kingdon, uno de los grandes en su campo. Es uno de los mayores especialistas mundiales en Terapia Cognitiva para la Esquizofrenia. Es psiquiatra y profesor de la University of Southampton.
El Dr. Kingdon nos explicó los diversos estudios que se han realizado sobre Terapia Cognitiva para la Esquizofrenia. Los resultados son favorables y además, reducen los costes en la Seguridad Social. Por ello, en Inglaterra, se ofrece Terapia Cognitivo-Conductual a dos tercios de la población con psicosis. Lo cual no estaría mal planteárnoslo en nuestro país.
La mayor parte del seminario estuvo dedicado a la explicación del tratamiento para la psicosis en la práctica clínica. Como os habréis dado cuenta, utilizamos el término psicosis o esquizofrenia indistintamente. Resumiendo, lo más característico fue la explicación del “enganche” o colaboración de los propios pacientes al tratamiento, enfatizando el uso del humor; la evaluación de cada cliente a través de diferentes escalas, la búsqueda del origen, así como la realización de hipótesis y el tratamiento de los delirios, alucinaciones y síntomas negativos.
Muchos de vosotros no entenderéis parte de la explicación descrita arriba. Por ello, para seguir adelante necesitamos aclarar qué es la esquizofrenia y en qué consiste.
El término “esquizofrenia” fue introducido por el psiquiatra suizo Bleuler (1911), aunque dicho trastorno ya fue identificado por el psiquiatra alemán Kraepelin (1896) bajo el nombre de “demencia precoz”. Bajo este término se incluían a personas que necesariamente sufrían graves deterioros cognitivos y comportamentales, similares a las demencias experimentadas por las personas ancianas, pero en este caso se daría a una edad mucho más temprana.
Los síntomas más característicos de la esquizofrenia se suelen dividir entre “síntomas positivos” y “síntomas negativos”. Dentro de los llamados “síntomas positivos” encontramos:
Consiguientemente los “síntomas negativos” se caracterizan por:
- Aplanamiento afectivo: se manifiesta como un empobrecimiento de la expresión de emociones y sentimientos, así como la disminución de la capacidad emocional. Lo más característico suele ser la expresión facial inmutable.
- Alogia: empobrecimiento del pensamiento y de la cognición. Suele manifestarse a través de una pobreza del lenguaje.
- Abulia: se manifiesta como falta de energía o de interés.
- Anhedonia: la persona es incapaz de experimentar placer o interés.
- Déficit de atención: problemas en la concentración y la atención.
- Retraimiento social: falta de sociabilidad.
Normalmente suele prestarse más atención a los síntomas positivos, ya que suelen ser los más graves dentro de la propia enfermedad, así como los más perturbadores para el paciente. Aunque nunca hay que dejar de lado a los síntomas negativos.
Lo visto hasta ahora ha sido una pequeña aproximación a una enfermedad mental curiosa, dura, extraña y no del todo conocida al cien por cien en la actualidad.
“La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca”.
Mª Pilar Ferre Ribera