Psicología Positiva

Hoy voy a hablaros de una parte de la psicología a la que ni siquiera hemos nombrado hasta ahora: La Psicología Positiva.

¿Qué es la psicología positiva? Es una rama de la psicología de reciente aparición que busca comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen a las fortalezas y emociones positivas del ser humano.[1] Es decir, en lugar de centrarse en lo que hasta ahora se venía estudiando en psicología (depresión, ansiedad, estrés…), concentra su atención en los aspectos positivos de las personas (alegría, optimismo, creatividad, ilusión…).

Mi interés por esta rama de la psicología ha empezado hace muy poco, aproximadamente 2 semanas, cuando asistí a una charla impartida por “Claves Psicólogos” sobre cómo seguir adelante en estos tiempos de crisis. En esta charla nos hablaron de diferentes recursos para ayudarnos a afrontar tiempos difíciles como el que estamos viviendo e incluso salir fortalecidos. Tengo que reconocer que asistir a una charla en la que las ponentes parten de la Psicología Positiva como base ¡es muy gratificante! Al hablar y escuchar acerca de aspectos positivos, fortalezas, metas que queremos conseguir, etc. hacemos que nuestra mente se centre en esto, lo que genera emociones positivas y nos hace sentir bien. ¡Vamos, que salí contentísima de allí!

En las 2 horas que duró la charla nos hablaron de varias herramientas prácticas muy útiles para hacer frente a las crisis. Aquí hablo de “crisis” en general, no únicamente la crisis económica que estamos viviendo actualmente, sino cualquier momento difícil por el que inevitablemente pasamos todos muchas veces a lo largo de nuestra vida. Algunas de las herramientas que nos ayudan a sacar lo mejor de nosotros son:

  • Programación Neurolingüística (PNL): El objetivo de la PNL es ayudarnos a aprovechar nuestros recursos internos (confianza, seguridad…) para así conseguir nuestras metas. Una de las técnicas más utilizadas en PNL es la visualización. En la charla hicimos el ejercicio práctico de visualizar nuestro “yo futuro”, creando así la imagen mental de nosotros mismos que queremos conseguir. De esta forma nuestra mente se centrará en conseguir lo que hemos visualizado, sacando nuestros recursos para que nuestra imagen se haga realidad.
  • Mindfulness: Es un conjunto de prácticas que traen nuestra mente al momento presente y nos ayuda a calmarnos y crear estados emocionales positivos.
  • Coaching: Se parte de las fortalezas que tiene la persona para sacar lo mejor de ella y conseguir sus objetivos.

Estas técnicas, en las que profundizaremos más adelante en otros artículos, nos ayudarán a descubrir nuestras fortalezas y utilizarlas para afrontar mejor la vida y, así, ser más felices.

Por lo tanto, si, como he dicho antes, pensar en positivo nos ayuda a sentirnos mejor… ¿Por qué no nos “obligamos” a tener pensamientos positivos? Voy a proponer un ejercicio…

Consiste en una especie de “Diario de emociones” (¡emociones positivas, por supuesto!). Hay diferentes variantes para hacerlo, pero la que más conozco se llama “Las 3 cosas buenas”. Vamos a hacerlo paso por paso:

  1. Consigue una libreta y un boli (¡seguro que tenéis por casa, no hace falta comprar!)
  2. Por la noche, antes de irte a dormir, piensa en tu día, qué cosas positivas te han pasado, qué has aprendido, qué has disfrutado…
  3. Anota 3 cosas buenas que te hayan pasado desde que te levantaste hasta el mismo momento de escribir. No es necesario que sea algo muy importante, de hecho, son las pequeñas cosas las que generalmente nos alegran el día, sobre todo si sabemos darles la importancia que tienen. Por ejemplo, lo a gusto que has estado dando un paseo, un encuentro inesperado con una persona que hacía mucho tiempo que no veías… ¡Incluso lo buena que te ha salido la comida! Por supuesto pueden ser cosas mucho más importantes, como conseguir trabajo o aprobar el último examen de la carrera, ¡pero no todos los días pasan estas cosas!
  4. Recuerda esas 3 situaciones con sus detalles y piensa en las emociones positivas que has sentido gracias a ellas. Anota estas emociones en tu libreta.
  5. Y… ¡ya está! ¡a dormir con estos buenos pensamientos del día!

Todos tenemos días malos, si es uno de esos días puedes tener la tentación de dejar el ejercicio para otro día… ¡grave error! Justo es en esos momentos de “bajón” cuando más necesitamos los pensamientos positivos. Si al realizar el paso 3 te vienen a la mente muchos más aspectos negativos que positivos, simplemente déjalos pasar. Seguro que a pesar de todo ha habido algo positivo, ¡eso es lo que tienes que esforzarte en encontrar!

Realizar este ejercicio diariamente nos ayudará a centrar nuestra mente en aquello positivo que hay en nuestro día a día y aprender a apreciarlo, dándole la importancia que tiene y restándola al mismo tiempo de las situaciones negativas a las que con frecuencia damos tantas vueltas. Además, así mejoraremos nuestra capacidad para reconocer emociones positivas. Ser más conscientes de nuestras emociones agradables incidirá positivamente en nuestro estado de ánimo.

¡Ya nos contaréis qué tal os funciona el ejercicio!

Amparo Puche García

[1] Vera Poseck, B. 2008. “Psicología positiva. Una nueva forma de entender la psicología”