En 2012 se presentaron 128.477 denuncias por violencia de género y en lo que llevamos de año más de 100.000, pero lo curioso de todo ello, es que, con los años el número de denuncias está disminuyendo. Sin embargo, no se debe a que el maltrato por parte de los hombres hacia sus parejas sentimentales haya disminuido, nada más lejos de la realidad. Lo impactante es que a pesar de no haber disminuido la violencia sí lo han hecho las denuncias por violencia de género. Desde el 2003 hasta la actualidad, más de 700 mujeres en España han muerto a manos de su pareja.
Las cifras no mienten, la violencia de género es una lacra que asola nuestro país y no obstante, no se ataja adecuadamente. Pero muchos se preguntarán ¿porqué no denuncian? ¿porqué retiran sus denuncias si la maltratan continuamente?
La situación de violencia que la mujer sufre por parte de su pareja en su relación, se explica porque la víctima se vuelve cada vez más vulnerable, perdiendo con ello su capacidad de autodefensa.
Todo comienza con una parte invisible o silenciosa que puede durar desde el primer año de relación hasta los diez años de convivencia. Se inicia siempre de forma sutil, invisible a los ojosde la mujer. En estos comienzos se aprecia un exceso de control por parte delhombre hacia su pareja, que ella suele confundir con celos, con unapreocupación excesiva por su parte o, incluso, como signos de un gran amorhacia ella.
Esta actitud controladora se evidencia en muchos aspectos (su formade vestir, su trabajo, control de sus gastos, control de salidas y de lasamistades, intentos de separación de su familia) así como humillación omenosprecio de la propia mujer, intentando dejarlaen muchas ocasiones en ridículo, a veces, delante de los demás, y en la mayoríade los casos, en la intimidad del hogar. De forma que va consiguiendo que éstavaya perdiendo poco a poco su autoestima, su autonomía e incluso su capacidado defensa ante esta situación.
No debemos olvidar que la violencia que perpetúa el hombre hacia su pareja no es básicamente física, sino que también es psicológica. Es decir, el inicio de dicha violencia comienza con maltrato psicológico y no con el físico, como se podría pensar. Es muy importante identificar los indicios de este maltrato psicológico antes de que vaya a peor, es decir, antes de que comiencen con el físico. Pero tampoco debemos pensar que primero aparece el maltrato psicológico y consecuentemente el físico. En muchas relaciones únicamente se da el maltrato psicológico durante años, y al no ser tan visible, la mujer lo soporta prácticamente durante toda su vida.
Como ya podíamos intuir, el comportamiento agresivo del hombre va aumentando en frecuencia y en intensidad a lo largo de los años. Ahí es donde la mujer decide buscar ayuda y el maltrato se convierte en visible. Las personas de su alrededor se enteran de la situación por la que está pasando y ésta se topa con que, en muchas ocasiones, no son creídas. ¿Por qué? Muchos de estos maltratadores suelen comportarse fuera de las paredes del hogar de forma admirable, siendo, a los ojos de la sociedad, “el marido perfecto“.
Pero volvamos a la pregunta inicial: ¿porqué no denuncian o porqué retiran la denuncia al poco tiempo?
Los ciclos de la violencia de género fueron formulados por la antropóloga Leonor Walker en su libro “Las mujeres maltratadas” en 1979. Según su teoría, este ciclo comprende tres fases:
- Fase de acumulación de la tensión: En esta fase los actos o actitudes hostiles hacia la mujer se suceden, produciendo conflictos dentro de la pareja. El maltratador demuestra su violencia de forma verbal y, en algunas ocasiones, con agresiones físicas, con cambios repentinos de ánimo, que la mujer no acierta a comprender y que suele justificar, ya que no es consciente del proceso de violencia en el que se encuentra involucrada. De esta forma, la víctima siempre intenta calmar a su pareja, complacerla y no realizar aquello que le moleste, con la creencia de que así evitará los conflictos, e incluso, con la equívoca creencia de que esos conflictos son provocados por ella, en algunas ocasiones. Esta fase seguirá en aumento y en intensidad.
- Fase de agresión. En esta fase el maltratador se muestra tal cual es. Se producen de forma visible los malos tratos, tanto psicológicos, como físicos y/o sexuales. Ya en esta fase se producen estados de ansiedad y temor en la mujer, temores fundados que suelen conducirla a consultar a alguna amiga, a pedir ayuda o a tomar la decisión de denunciar a su agresor.
- Fase de reconciliación, más conocida como “fase de luna de miel”: Tras los episodios violentos, el maltratador suele pedir perdón, mostrarse amable y cariñoso, suele llorar para que estas palabras resulten más creíbles, jura y promete que no volverá a repetirse, que ha explotado por “otros problemas”, siempre ajenos a él. Jura y prometeque la quiere con locura y que no sabe cómo ha sucedido. Incluso se dan casos en los que puede llegar a hacer creer a la víctima que esa fase de violencia se ha dado como consecuencia de una actitud de ella, que ella la ha provocado. Con estas manipulaciones el maltratador conseguirá hacer creer a su pareja que “no ha sido para tanto”, que “sólo ha sido una pelea de nada”, verá la parte cariñosa de él (la que él quiere mostrarle para que la relación no se rompa y seguir manejándola). La mujer que desea el cambio, suele confiar en estas palabras y en estas “muestras de amor”, creyendo que podrá ayudarle a cambiar. Algo que los maltratadores suelen hacer con mucha normalidad “pedirles a ellas que les ayuden a cambiar”. Por desgracia ésta es sólo una fase más del ciclo, volviendo a iniciarse, nuevamente, con la fase de acumulación de la tensión.
Estos ciclos suelen conducir a un aumento de la violencia, lo que conlleva a un elevado y creciente peligro para la mujer, quien comienza a pensar que no hay salida a esta situación. Esta sucesión de ciclos a lo largo de la vida del maltratador es lo que explica porqué muchas víctimas de malos tratos vuelven con el agresor, retirando incluso, la denuncia que le había interpuesto. Como vemos se trata de una secuencia repetitiva, que también explica en muchas ocasiones, los casos de maltratos crónicos.
Mª Pilar Ferre Ribera