¿Dónde vas?, ¿Con quién vas?, ¿Qué vas a hacer?, ¿Quién te manda mensajes al móvil?,… Son algunas de las muchas preguntas que nos han hecho y que nosotros mismos hemos realizado también, propiciado generalmente por los celos. ¿Qué son los celos?
Son un sentimiento inherente al ser humano y por tanto, natural, como la tristeza, la alegría o el miedo. Siempre se ha relacionado con el amor por tradición y han sido ensalzados por la labor de los poetas a lo largo de los siglos.
Según Echeburúa y Fernández-Montalvo, los celos son un sentimiento de malestar causado por la certeza, la sospecha o el temor de que la persona querida, a quien se desea en exclusiva, prefiere y vuelve el afecto hacia una tercera persona. Bajo control, puede ser una manifestación de afecto hacia la otra persona. De hecho la etimología de la palabra “celo” se refiere a cuidado o interés por… (en la relación de pareja, se refiere a la otra persona). En definitiva, su valor adaptativo es salvaguardar la estabilidad familiar, es decir, preservar la célula familiar.
Puede aparecer en cualquier momento de la vida y de la relación, pero existen momentos especialmente proclives, como el inicio de la vida en pareja, un nuevo trabajo, un ascenso, tener que viajar,…
Se manifiesta junto con ansiedad, tristeza,… pero existen diferencias entre hombres y mujeres. Los hombres normalmente expresan sus celos junto con enfado, en cambio, las mujeres lo expresan con tristeza, culpa y autorreproches.
Pero… ¿dónde está el límite entre el sentimiento de celos “naturales” y los celos patológicos?
Como decíamos, los celos se activan ante la certeza o la sospecha de que nuestra pareja prefiere a otra/o antes que a nosotras/os y además, es inherente al ser humano. Sin embargo, cuando no existe provocación, es decir, no hay ninguna causa justificada, hablamos ya de celos patológicos. En este tipo de problema emocional, la activación fisiológica es desproporcional, el dolor emocional transmitido en enfado, tristeza, agresividad,… es muy intenso.
¿Cómo afectan los celos patológicos a la vida diaria?
Al reaccionar emocionalmente de manera muy intensa puede causar problemas en la pareja, reaccionando ésta negativamente ante las acusaciones, el enfado o la tristeza. Este hecho interfiere en la vida cotidiana, no solo de la pareja en sí misma, sino también en el trabajo, en la familia o en el grupo de amigos. Mayormente debido a que, por parte de la persona “celosa”, realiza una lista de comportamientos de control y de comprobación de la otra persona, lo cual, asimismo, puede interferir a gran escala en la vida de la pareja.
Cuando los celos patológicos aparecen en la relación para quedarse, lo más probable es que el miembro de la pareja que se intenta dominar desaparezca y deje la relación. La falta de confianza daña la autoestima, es fuente de frustración continua, y literalmente, se convierte en un “sinvivir”. Las explicaciones que no se daban a los padres las exigen las parejas y, lejos de producirse una relación entre iguales, quien sufre de celos patológicos intenta controlar cada uno y todos los aspectos de la vida de su pareja, convirtiéndola en una auténtica tortura.
Finalmente, ¿qué variables personales facilitan que una persona se convierta en celoso/a patológico/a?
La posesividad, la excesiva dependencia, la baja autoestima, la suspicacia o desconfianza hacia los demás, el aislamiento social y el déficit de habilidades sociales y las experiencias propias o vicarias de infidelidad.
Sin duda es una temática que da mucho que hablar y aún así, queda un largo camino por investigar. Sin embargo, sobretodo a las personas que se han sentido identificadas leyendo este artículo, es necesario comentar que, existe un adecuado tratamiento cognitivo-conductual con el que tratar este problema. Y como siempre decimos, es necesario ponerse en manos de un profesional cualificado.
Mª Pilar Ferre Ribera