La narcolepsia o síndrome de Gelineau es un trastorno del sueño (disomnia) y la segunda causa de somnolencia diurna excesiva diagnosticada por los centros de sueño después de la apnea obstructiva del sueño.
En una primera instancia hay que dejar claro que la narcolepsia no es originada por afecciones psiquiátricas o problemas psicológicos, sino que es una enfermedad neurológica. El tratamiento utilizado es básicamente el farmacológico aunque también se suele combinar con tratamiento conductual.
Los criterios diagnósticos se caracterizan por la presencia de la tétrada narcoléptica formada por excesiva somnolencia diurna, cataplejía, alucinaciones hipnagógicas y/o hipnopómpicas y parálisis del sueño. Los últimos tres síntomas de esta tétrada son manifestaciones de una regulación anómala del sueño REM (Rapid Eye Movement) que es inherente al síndrome.
En dicha enfermedad, el cerebro no pasa por las fases normales de somnolencia y sueño profundo sino que entra y sale directamente del sueño REM. El orden y longitud de los períodos de sueño No-REM y REM están perturbados. Además, algunos de los aspectos de sueño REM que normalmente ocurren sólo durante el sueño (falta de control muscular, parálisis del sueño y sueños vividos) ocurren en otros momentos en las personas que padecen esta enfermedad.
Alguna de las consecuencias de este anormal ritmo de sueño sería, por ejemplo, el que al no incluir un sueño profundo y reparador durante la noche el cerebro traté de compensar ese déficit durante el día y por tanto, exista una excesiva somnolencia diurna.
Al experimentar dichos síntomas por el día (somnolencia, cataplejía,…) estas personas a menudo se ven afectadas socialmente, sufriendo un deterioro de sus relaciones laborales, interpersonales, y poseen una mayor probabilidad de sufrir accidentes.
Un vídeo ilustrativo en el que se exponen casos sobre esta enfermedad es el siguiente:
En algunas ocasiones las personas que padecen narcolepsia pueden dormirse y seguir efectuando la actividad que estaban realizando sin recordar lo que han estado haciendo al despertar. Además, otros posibles síntomas serían la letargia, la escasa motivación, la inhabilidad para concentrarse y la pérdida de memoria.
En cuanto a las causas de la enfermedad se desconocen, aunque se relaciona con un desorden de una parte del sistema nervioso central que controla los ciclos de sueño y vigilia. Más recientemente las últimas investigaciones se direccionan hacia la existencia de algunos genes asociados a dicha perturbación.