Se suele decir que los hijos únicos son caprichosos, egoístas o consentidos, que los pequeños están muy mimados, que los mayores son más dominantes y desarrollan antes la responsabilidad… ¿Qué hay de cierto en todo esto? ¿Nos lleva la posición respecto a nuestros hermanos a tener una personalidad u otra el resto de nuestra vida?
La personalidad es como casi todo, no tiene una causa directa y única, es decir, no hay algo que la determine, sino que son muchos factores los que la van construyendo…
- Hay una parte heredada, por supuesto.
- También las experiencias personales, que son diferentes en cada individuo.
- Por último, el ambiente, que influye de manera muy importante: la cultura en la que vivimos, nuestra familia, el colegio, etc.
La posición que ocupamos cada uno en nuestra familia estaría englobada dentro de este último punto: el ambiente. Por tanto, es una parte influyente en la formación de nuestra personalidad y hay ciertas similitudes entre personas de una misma posición fraterna, pero no quiere decir que el ser los mayores, los pequeños o hijos únicos vaya a determinar nuestra forma de ser. Simplemente es importante saber que cada uno desempeñamos un rol en la familia, y esto va muy ligado a la posición fraterna que ocupamos.
¿Queréis descubrir cuáles son las características generales de vuestra posición? ¡Vamos a verlas!
- Hijos únicos: Tenemos que tener en cuenta que estos niños crecen rodeados de adultos, en especial antes de comenzar el colegio, y por este motivo suelen ser muy maduros para su edad. Además, como todos los cuidados y atenciones de los padres son para él, es habitual que desarrollen una autoestima muy sólida, así como una buena capacidad de liderazgo. Suelen ser ambiciosos y conseguir lo que se proponen. Éstas características son similares a las que veremos ahora de los hijos mayores, puesto que, también ellos son hijos únicos hasta que nace el siguiente.
- Hijos mayores: Como son los primeros se les hace sentir especiales, de lo que se deriva que de adultos tengan mucha confianza y seguridad en sí mismos, pero también mucha presión por destacar, debido a que está acostumbrado a que se esperen grandes cosas de él. Tienden a ser más responsables y paternales (en ocasiones tienen que hacerse cargo de los hermanos pequeños y hasta cierto punto se les responsabiliza de ellos). Además suelen sentir que son ellos quienes tienen que mantener unida a la familia y continuar las tradiciones familiares.
- Hijos medianos: Pueden mostrar características tanto de hijo mayor como menor, o de ambos combinadas. Se suelen sentir menos importantes, porque no tienen un rol definido en la familia, a no ser que sean el único varón o mujer.
- Hijos pequeños: Están acostumbrados a que los demás les cuiden y a que no recaigan sobre ellos las responsabilidades (para eso ya está el hermano mayor). Por estos motivos habitualmente son más infantiles y despreocupados, pero también más creativos. Además, al no tener la presión que tienen los hermanos mayores, también suelen sentirse más libres y menos cargados de responsabilidad familiar, por lo que aprenden a ser más independientes. Tienen menos respeto por la autoridad y la convención.
¿Y cómo se podría aplicar todo esto a las relaciones entre personas de igual o diferente posición fraterna? Pues según Walter Toman (psicólogo que desarrolló estas ideas sobre la constelación de hermanos), el orden de nacimiento puede predecir el grado de compatibilidad en las parejas según la posición de cada uno de ellos. En una pareja en la que ambos miembros tienen la misma posición fraterna, habitualmente surgirán más problemas, al estar acostumbrados a desempeñar el mismo rol dentro de la familia. Sin embargo, las parejas que provienen de posiciones fraternas complementarias tendrán una convivencia más fácil, porque están repitiendo el mismo patrón que tenían en su familia. Por ejemplo, dos hijos mayores que contraen matrimonio pueden competir por el poder en la relación, sus roles no se complementan. De la misma forma, dos hijos menores que forman una pareja pueden estar ambos esperando a que sea el otro el que les cuide y se ocupe de él.
Todo esto nos puede orientar a la hora de comprender ciertos comportamientos en algunas personas o “incompatibilidades” y problemas en las parejas, y es muy interesante conocerlo, aunque sólo sea como algo anecdótico, pero por supuesto… nunca nos debemos guiar únicamente por esto ni mucho menos decirle a alguien que su relación de pareja no tiene futuro , ¡¡¡ni se os ocurra!!!
Amparo Puche García