El «pinball» del duelo

Seguramente alguna vez habréis oído hablar de las “fases o etapas del duelo”. ¿Os suena aquello de “negación, ira, negociación, depresión y aceptación”? Este es el modelo más extendido y fue propuesto por Elisabeth Kubler-Ross en 1969. Vamos a poner un ejemplo para que quede más claro… Imaginaos que os quedáis sin trabajo (por desgracia, dada la situación actual, no hay que hacer un gran esfuerzo de imaginación).

Bueno, antes de seguir quiero recordar que el duelo no se produce únicamente por el fallecimiento de un ser querido, sino por cualquier tipo de pérdida: de la salud (por ejemplo ante el diagnóstico de alguna enfermedad terminal), del trabajo, de una relación, de un lugar de residencia, etc. Aclarado esto volvamos al tema… os habíais quedado sin trabajo… El día que te dicen que la empresa tiene que reducir la plantilla y que tú eres uno de los que se van a ir a la calle, en un primer momento seguramente te costará creértelo, e incluso puedes pensar que se han equivocado, que en cualquier momento te llamarán y te dirán que ha habido una equivocación. No puede ser que eso te pase a ti. Aquí tenemos la primera fase: NEGACIÓN. Poco a poco vas concienciándote del panorama que se presenta ante ti. No es un error, te van a despedir, y tendrás que buscar otro trabajo, sabiendo las pocas posibilidades que hay de encontrar algo. Y si no encuentras nada y se te acaba el paro… Todos estos pensamientos van dando lugar a la IRA, y no es para menos, te estás dando cuenta de cuál va a ser tu situación, de todo lo que este cambio conlleva. A continuación, cuando la ira se va calmando, da paso a la NEGOCIACIÓN, etapa en la que intentamos ver qué podemos hacer nosotros, de qué manera podemos negociar un cambio, hacer un trato para volver a la situación anterior. En muchas ocasiones se recurre al rezo, piensas que si existe un ser superior puede ayudarte. Cuando nos damos cuenta de que no hay marcha atrás y que nada nos puede salvar de la pérdida de nuestro trabajo entramos en la fase de DEPRESIÓN, cuyo nombre ya es bastante claro. Es la etapa que puede alargarse más. Finalmente se llega a la ACEPTACIÓN, fase que aparece cuando se superan las anteriores.

Sin embargo, se ha visto que estas fases habitualmente no se suceden de forma secuencial y pasando una única vez por cada una de ellas, sino que es algo mucho más caótico. Hay una gran variabilidad en la manera en que se desarrolla el proceso entre unos individuos y otros, y es impredecible. Estos modelos pueden ayudar a la normalización de muchos duelos, que vistos desde el modelo lineal de Kubler-Ross serían patológicos.

Voy a explicar brevemente un modelo muy novedoso que he visto en una revista de salud mental de Reino Unido. Se llama “Pinball model of grief”, es decir, “el modelo pinball del duelo”. Puede sonar a broma, pero la verdad es que comparar el proceso de duelo con el juego del pinball ayuda mucho a la hora de entender su funcionamiento y su impredecibilidad.

Las fases son las explicadas antes, pero no están estructuradas de forma tan rígida. Observad el dibujo… (está en inglés, pero son las fases del duelo que ya hemos nombrado, añadiendo el shock en primer lugar: negación, negociación, ira, depresión y aceptación).

…como veis, hay un evento activador, en nuestro caso la pérdida de empleo. Una vez puesta en marcha, la bola se encuentra shock y negación, que suelen ser las primeras manifestaciones del duelo. A partir de aquí no hay secuencia lógica, puede aparecer negociación pero intercalándose en ocasiones también shock y negación; también puede aparecer ira o depresión. Muchas veces es difícil separar estas fases, hay cambios rápidos e incluso se pueden dar de manera simultánea.

Llega un momento en que “la bola” va acercándose a la “salida”, la persona empieza a aceptar la pérdida y los cambios que esto supone en su vida.

No obstante, todavía es posible que surja algún acontecimiento que desencadene de nuevo el proceso y se vuelva a etapas ya pasadas. Esto se representa mediante las “palas” que golpean la bola cuando está a punto de salir del juego.

Cuando finalmente la bola acaba cayendo, el duelo “se resuelve”, se acepta la nueva situación y lo que ésta conlleva. Sin embargo, a pesar de lo que se suele decir en otros modelos, aquí no se considera que haya acabado, o al menos no necesariamente. En ocasiones el proceso de duelo puede volver a activarse, por ejemplo ante eventos que recuerdan la pérdida: en el caso del fallecimiento de un ser querido podría ser el aniversario de la muerte.

Este modelo nos hace comprender que ningún duelo es igual a otro, y que nunca están “completos o acabados”, aunque el paso del tiempo sí disminuye la intensidad y duración de las recaídas. Este caos que nos expone el modelo nos ayuda a no preocuparnos al ver que nuestro proceso de duelo no sigue las etapas marcadas según el orden establecido.

Puesto que no hay dos personas iguales ni dos acontecimientos iguales, tampoco puede haber dos duelos iguales.

Amparo Puche García